“…el que quiera ser grande, que se haga servidor de todos” (Mt.20,17-28)
En este pasaje del Evangelio de hoy, los dos parientes de Jesús, Santiago y Juan, a través de su mamá, le piden a Jesús ser los jefes de la misión posterior, allá arriba, quizás haciendo uso del parentesco con El.
Pero Jesús, al ver este deseo de honores o autoridad, que es humano y lo entiende, aprovecha para hacerles una advertencia que es también para nosotras/os: “el que quiera ser grande… que se haga servidor”. “No vine a ser servido, sino a servir”.
¿Queremos ser grandes? ¿Queremos ser reconocidos? ahí está la fórmula de Jesús. Distinta, por supuesto, de la que nos da el mundo.
Vivir según los criterios de Jesús cuesta, pero es lo que nos lleva a tener vida en abundancia También nosotras/os subimos con Él a Jerusalén, sabiendo que después de la muerte viene la resurrección, que después del sufrimiento, hay luz de esperanza, y viene la gloria.