Curó a muchos enfermos

Jesús tiene un día ajetreado curando y predicando. La primera curación del día es la de la suegra de Pedro. Jesús la toca y ella queda curada de la fiebre. Su encuentro con Jesús se traduce en una respuesta inmediata, de servicio a los demás, que debe interpelarnos. El resto del día, Jesús siguió curando a los que le llevaban. El impacto fue inmenso, ya que Marcos señala que «todo el pueblo estaba reunido a la puerta». Debió de ser un día agotador, pues Jesús lo termina marchándose a un lugar desierto. Allí pasa un tiempo en oración y luego se dirige a las aldeas cercanas para predicar. También nosotros debemos tomarnos continuamente ese tiempo en la oración diaria para crecer en nuestra relación con Cristo y renovar nuestra misión.