“Habrá alegría en el cielo por un pecador convertido” Lc. 15, 1-10.

Las dos parábolas de hoy: La de la oveja descarriada y la de la moneda perdida, nos colocan de cara al Dios bueno, al compasivo, que es comprensivo ante nuestras fragilidades y busca creativamente hacerse el encontradizo hasta lograr nuestra conversión. Es también la invitación de Jesús, a imitar la actitud de Dios que busca a los que han fallado para que sean puentes de misericordia, sin juzgar ni condenar, sino ayudar a que el Espíritu del Dios Padre, propicie tiempos de luz y así vuelvan al camino. Habrá alegría y gozo en el cielo.

¿Cuáles son los rasgos de misericordia que proyecto?