JUAN 5, 31- 47
“…EL PADRE QUE ME ENVIÓ DA TESTIMONIO DE MÍ.”
Todo el que reconozca que Dios es Padre, tiene que reconocer que las obras de Jesús, como las del Padre, comunican vida al ser humano porque son de Dios (5, 17-21). El Señor busca convencer a los discípulos de que su testimonio no es a favor de sí mismo, sino para dar testimonio del Padre. De este modo Jesús nos enseña a esforzarnos por cumplir siempre la voluntad de Dios, así podremos ir comprendiendo, poco a poco, que todo cuanto nos pasa en la vida, nos tiene que llevar a conocer a Dios. Donde más dificultad podríamos encontrar naturalmente es en las pruebas, en el dolor, en el fracaso, pero ahí también se puede aceptar la voluntad de Dios. Del mismo modo, Él obra maravillas y milagros a cada momento, en la vida de cada ser humano, pero por nuestra falta de fe, nos es difícil descubrirlo. Por eso Jesús nos pide que lo busquemos con un corazón sencillo y que confiemos en Él, porque aún en las Sagradas Escrituras, todo se refiere a Jesús como nuestro Maestro, Guía y Redentor. ¿Cómo transparentamos a Dios con nuestra vida?