ESPERANZA
En este tiempo de preparación para la Navidad, la esperanza toca a nuestras puertas, porque “Dios, el Señor, aniquilará la muerte para siempre, enjugará las lágrimas de todos los rostros” (Is. 25,6-10). Este es un llamado a creer en la promesa, Dios viene cada día si estamos activos haciendo el bien, buscando en cada acción la voluntad del Señor como María. La esperanza cristiana va más allá del vértigo de las compras porque esperamos obstinadamente que vengan tiempos mejores; si compartimos el pan, cuidamos a los más desprotegidos y encendemos una luz en medio de las tinieblas de nuestro mundo. La esperanza es creer que no estamos solos porque ya llega el Señor.