El evangelio de hoy con una gran dosis de realismo y actualidad, nos presenta una escena en la que Jesús, con su sabiduría infinita, nos lleva a revisar el valor determinante que ha adquirido el dinero en nuestra sociedad actual. Es como si la tentación de tener y poder que todos llevamos dentro se hubiese convertido en el motor que mueve no sólo a la sociedad capitalista sino individualmente a cada uno. Contemplemos la escena, escuchemos a Jesús y miremos la insensatez del hombre de la parábola, engreído por su éxito económico y preocupado por ensanchar los graneros donde acumula, sin tener una mirada compasiva con tantos que necesitan su solidaridad, y sin considerar la fragilidad de la vida que puede fallar cuando menos lo esperamos. Dejemos resonar la advertencia de Jesús: “guárdense de toda codicia…la vida no depende de los bienes que tengan”.