FIESTA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.

“MI CORAZÓN SE ALEGRA EN EL SEÑOR, MI SALVADOR” 1Sam 2,1-4.8

 Lc 2,41-51

Después de contemplar la ternura del amor de Jesús, hoy entramos un poco en el corazón de su Madre. Para Ella su alegría brota de la confianza total, que ha puesto en Dios, en cuyas manos ha dejado su vida, Ella es su “Esclava”.

Hay muchas cosas en su misión de Madre del Salvador, que no comprende de inmediato, pero las recoge y las guarda en su corazón. Ella se halla frente a un niño que es su Hijo, pero que es el Hijo del Altísimo; este Niño adolescente ya da pinceladas de la conciencia que tiene de sí mismo: es el Hijo del Padre Dios y tiene que ocuparse de sus cosas. Todavía no es el momento, pero llegará el día de su entrega total, para culminar la tarea que el Padre le ha confiado. María en el Templo, frente a su Hijo adolescente, siente lo que sienten todas las madres: los hijos vienen por ellas, pero no son de ellas, pertenecen a la Vida, y en el caso de María, ese Hijo pertenece a toda la Humanidad, de quien ella será su Madre amorosa y solícita, en la obra salvadora de su Hijo.