“Enderecen y levanten la cabeza”. Lc. 21,20-28.
Los discursos apocalípticos recogidos en los evangelios reflejan los miedos y la incertidumbre de aquellas primeras comunidades cristianas, frágiles y vulnerables, que vivían en medio del vasto Imperio Romano; entre conflictos y persecuciones, con un futuro incierto. La historia de hoy nos remite a situaciones que son muy parecidas: muerte sin sentido, pobreza, migraciones, injusticia, persecución. Y así es como cobra total sentido el mensaje de Jesús: “Estad despiertos, pidiendo fuerza para escapar a todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”. “Vivid pidiendo fuerza”. El encuentro con el Señor, será significativo y liberador.