“No me retengas.” Jn 20, 1-2. 2, 11-18
Celebramos hoy la fiesta de María Magdalena, una mujer que supo amar a Jesús, vivo, muerto y resucitado. Permaneció siempre fiel a su amor y logró por la fe, reconocerlo en sus múltiples manifestaciones.
Es muy lindo ver, cómo la mujer da vida a nuestras comunidades, las alimenta y fortalece, les da el impulso para salir y evangelizar en medio de las dificultades.
Que, como María Magdalena, sirvamos a Jesús desde una relación; amorosa, profunda, sencilla y por entero.
Que ella nos inspire a no retener personas, misiones, cosas y sobre todo a nosotras mismas y a dejar que Jesús se manifieste a su manera, como quiera y donde quiera.