Tiempo Ordinario
SAN FRANCISCO DE SALES, obispo y doctor de la Iglesia.
“Salió el sembrador a sembrar” Mc. 4,1-20
La semilla que Jesús quiere sembrar en cada uno de nosotros es el amor, porque éste es el único que puede transformar la tierra. El amor es lo que hace que la semilla germine, crezca y de fruto. Es lo característico del Reino de Dios que anuncia Jesús, es lo que necesita nuestro ser, nuestra familia, nuestra sociedad, para que podamos vivir en un país y en un mundo sin fronteras, donde reine la paz y la justicia. Al acoger y experimentar el amor de Dios, que nos revela Jesús, nos convertimos en sembradores. Nuestra misión es compartir y entregar este amor a las personas que nos habitan, en total gratuidad, sin afanes de recompensa alguna. Así, como lo expresa la parábola del sembrador, la cosecha no dependerá de nosotros. Esta es una opción libre de cada ser humano y dependerá de cómo se encuentre su tierra.