El evangelio de hoy presenta a Jesús, quien pronuncia varios ayes contra los fariseos y los maestros de la ley. La expresión que se repite; “ay de ustedes…”, es una crítica muy fuerte de parte de Jesús hacia estos personajes. Éstos descuidan lo más importante como la ayuda al prójimo, la compasión, la justicia, la generosidad…, por estar apegados a la letra de la ley y tener en cuenta solamente lo exterior, los ritos externos de purificación, descuidando la verdadera pureza, que es la que viene desde dentro y se irradia en todas las actividades cotidianas. Esta crítica tan fuerte de Jesús hacia ellos, también debe interrogarnos a nosotros y llevarnos a revisar nuestra vida y manera de obrar. ¿Será que le estamos dando más importancia a lo externo que a la vida en el Espíritu? ¿Estaremos obrando para que nos vean y no realmente por el seguimiento a Jesús?