Lunes, 16 de septiembre 2024
“no soy digno de que entres en mi casa” (Lucas 7, 1-10)
Lucas nos presenta en el evangelio de hoy, la fe de un centurión romano, a quien sólo le bastó escuchar hablar de Jesús, para creer en Él, para reconocerle como el Hijo de Dios. A pesar de haber sido unos ancianos de los judíos, quienes mediaron ante Jesús por él, justificando alguna compensación por ayudas recibidas, es el mismo centurión, quien conmueve a Jesús por su actitud humilde, que le hace sentir Indigno de que Jesús entre a su casa, lugar donde se encuentra su criado enfermo. Indigno de mirarle a los ojos, y con la confianza plena en Él como Hijo de Dios, sabía que bastaba una palabra para que su siervo sanara… y así fue. Jesús realmente, queda admirado de este hombre, pues no había encontrado en Israel una fe tan grande. ¿Qué tan grande es mi fe?