Lucas 14, 1- 6: “Jesús entró en casa para comer”.

Jesús es invitado a comer en casa de un fariseo en sábado. No es una invitación inocente: lo vigilan de cerca, buscando ocasión para acusarlo. La escena ya está cargada de tensión: ¿pondrá la ley por encima de la vida, o la vida por encima de la ley? La verdadera ley de Dios es la del amor; donde hay sufrimiento, Dios quiere sanación porque la evidencia de la compasión es más fuerte que cualquier legalismo. Dios ve primero al que sufre: frente a cualquier norma, la prioridad es la dignidad de la persona.

Seguir a Jesús es tomar partido, como Él, debemos atrevernos a romper con los legalismos que oprimen y elegir siempre la vida. Jesús nos enseña que la fidelidad a Dios nunca puede separarse de la misericordia hacia el hermano que sufre, que es más vulnerable.