Lucas 9,57-62: «Te seguiré adondequiera que vayas»
Seguir a Jesús no es un camino de comodidad ni de seguridad material. Implica aceptar la inestabilidad y la entrega total, sin depender sólo de seguridades humanas. Jesús nos recuerda que seguirlo implica aceptar que nuestra verdadera seguridad está en Dios, no en las cosas materiales, el prestigio o la rutina establecida. La libertad interior es una de las características de un seguidor de Jesús, porque una de las tentaciones que nos presenta la sociedad del consumo es el tener, el confiar en los medios…
Seguir a Jesús exige decisión y constancia. Mirar atrás significa añorar lo dejado, titubear, o seguir atado al pasado. El Reino requiere una entrega sin nostalgia que frene el camino. Exige radicalidad, no basta con un entusiasmo inicial; se requiere esperanza, constancia y disposición a perder seguridades.
En mi vida diaria, este llamado implica estar dispuesto a salir de esas zonas de confort y de esos apegos tóxicos que me impiden seguir y servir al Reino que es de libertad. Significa comprometerse en un servicio exigente, apoyar la causa justa de Jesús, aunque no sea popular, o decir “sí” a un llamado que trastoca nuestros planes.