“El segundo, es equivalente”. Mt.22,34-40

El texto que tenemos para hoy es central: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Fue la respuesta de Jesús al doctor de la ley, que le preguntaba maliciosamente, cuál era el precepto más importante de la ley. Jesús debía escoger entre más de 240 preceptos y más de 360 prohibiciones. Mientras preparo este guion para la oración, estamos como Iglesia y como humanidad, recogiendo en ambiente pascual, el legado de nuestro querido Papa Francisco. Y se puede decir que él comprendió y vivió incansablemente, esa originalidad de Jesús de unir, al amor de Dios, el amor al prójimo. Estamos recordando y nos llegan por todos los medios, ejemplos de lo que él hizo para mostrarle a todos, y especialmente a los más necesitados de amor, que le importaban, que los quería, que tenían derecho a ser felices porque así lo quiere Dios. Preguntémonos hoy: aparte de la admiración y la simpatía, ¿cómo he acogido ese llamado que Dios nos hizo a todos, a través de lo que le vimos vivir a Francisco?