Sencillamente hermanos y hermanas. Mt.17,22-27

En estos tiempos, en los que con tanta frecuencia nos enteramos de noticias relativas a la corrupción en quienes administran los bienes del Estado, este Evangelio tiene una sorprendente actualidad. Jesús, que acaba de hacer el segundo anuncio de su pasión, se ve enfrentado al tema del pago de los impuestos. Y lo que queda claro, es que Jesús, ni estaba exento de impuestos – lo afirma Pedro – ni quería estarlo. Jesús quiso para Él y para sus seguidores, que fueran ciudadanos normales, sin ninguna clase de privilegios ni sociales, ni económicos. Eso queda claro en este relato, en el que parece que Jesús toma el asunto como una historia a la que no hay que darle mucha importancia, el todo es no dar mal ejemplo. Por eso manda a Pedro a eso de sacar la moneda del pescado… ¿Y nosotros? Seguramente hemos dado pasos en eso de ser sencillamente hermanos y hermanas. Pero es posible que nos falte revisar actitudes de fondo, a la luz de lo que nos enseña Jesús hoy.