Una vez más en el evangelio de hoy, Jesús insiste en la necesidad de vivir atentos, dispuestos al encuentro con Él, quien puede llegar en el momento menos pensado. Hoy más que nunca las muertes inesperadas nos sorprenden a menudo. Hay también otra llamada importante a la vigilancia; Jesús nos habla del administrador consciente de lo que su amo le ha confiado y vive siempre dispuesto y preparado para recibir a su Señor y rendirle cuentas. Esta conciencia de ser administradores de lo mucho que se nos ha confiado, es fundamental para permanecer no sólo despiertos, sino diligentes, dispuestos a poner al servicio lo que hemos recibido porque todo lo que somos y tenemos viene de Dios y es para los demás. Así nos lo dice hoy la Iglesia cuando nos invita a entrar en la dinámica sinodal, conscientes de que todos tenemos dones y carismas con los cuales podemos ayudar a otros. ¿Somos conscientes de todo lo que podemos aportar?