Sábado 17 de febrero

Sábado 17 de febrero

“No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos”. (Lc.5,27-32)

Siempre acostumbramos clasificar a la gente, como “malos” o como “buenos”. Hoy se habla de la gente “toxica”, esos que te quitan energía, que molestan, que son “pesados”, que están amargados y de los que hay que alejarse para que no nos contagien su negatividad. Jesús, en cambio, quiere acercarse a ellos para sanarlos, para contagiarles Él su vida. Para los cristianos no hay gente tóxica, ni hay malos, lo que hay son hijos de Dios a los que Él está deseando acercarse para abrazarlos.

Mateo era un enfermo, era un pecador. Aquellos recaudadores de impuestos eran justamente unos de esos “tóxicos”, molestos, que sacaban dinero de la gente sin importarle el dolor que pudieran tener. A esta persona, que hacía daño, que era odiada, que se aprovechaba de sus paisanos, que era considerado un traidor, que vivía, o actuaba como un perverso, la llamó Jesús. Y lo llamó para ser apóstol. Jesús lo rescató e inmediatamente comenzó a seguirle

Reflectir para sacar provecho!   ¿A qué nos invita este Evangelio?

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